Gilbert es originario de Baleveng, una pequeña aldea, ubicada en el distrito de Nkong-Ni, departamento de Menoua, al oeste de Camerún. En su país cursó los estudios de enfermería y trabajó en un Centro de Salud en Douala, en el litoral de Camerún, hasta que se le presentó la oportunidad de formarse en una especialidad sanitaria en Europa.
Nos cuenta Gilbert que no se lo pensó dos veces y se trasladó a Alemania con un visado de estudiante para completar sus estudios en la Universidad de Mannheim, una de las facultades más jóvenes del país germano. Al finalizar esta etapa, un amigo que vivía en Santander le comentó que en nuestra ciudad había muchas posibilidades de trabajo con los estudios que había cursado, por lo que decidió probar suerte y emprender viaje hasta España.
Una vez en Santander, en el año 2006, y con ayuda de la Asociación Cantabria Acoge, se le presentó la oportunidad de trabajar como cuidador de un anciano en la localidad de Caviedes, pero se encontró con el problema de que, aunque era residente legal en España, su autorización por estudios no le permitía trabajar, por lo que regresó a Camerún a la espera del ansiado contrato que le reconocería el derecho a residir y trabajar de forma legal en nuestro país.
Una vez se formalizó el contrato de trabajo por un año, regresó a España con la ilusión de iniciar una nueva vida en nuestro país. En su pueblo natal dejaba a sus cuatro hijos, Manik, Borel, Livia y Andy, con la esperanza de traerlos a España a vivir con él en cuanto tuviera la oportunidad de hacerlo. Y la oportunidad llegó, con los años Gilbert pudo reagrupar a su pareja y a sus cuatro hijos que actualmente tienen 19, 17, 16 y 14 años respectivamente.
El principal problema al que Gilbert se tuvo que enfrentar en un primer momento fue el desconocimiento de nuestro idioma, cuestión que solucionó matriculándose en la Escuela de Adultos de Santander, y acudiendo a clase de español en sus ratos libres. Nos cuenta que no ha tenido ninguna dificultad para adaptarse a nuestras costumbres y modo de vida, además nunca le ha faltado el trabajo, cuestión que ha facilitado mucho todo el proceso. Actualmente Gilbert no tiene intención de retornar a Camerún, sobre todo porque tiene aquí a sus cuatro hijos, pero a pesar de ello no olvida sus orígenes y todos los años vuelve de vacaciones a su aldea natal, comprometido por una tradición que le responsabiliza del cuidado de su familia. En su país, al morir el padre, este nombra un sucesor de entre sus hijos que pasará a ser el denominado “hermano mayor”, es una cuestión de confianza, nada tiene que ver con la edad de los descendientes, y en este caso Gilbert fue nombrado por su padre, razón que le hace estar en relación constante con sus 23 hermanos y ayudarles en todo lo que esté en su mano como cabeza de familia. Este “nombramiento” supone un gran compromiso para Gilbert, puesto que se siente obligado a velar por el bienestar de su gran familia.
Nos reconoce que de su país extraña la alegría de su gente, que es capaz de vivir feliz con lo básico, y que hacen de cualquier momento una celebración, pero también admite ser un enamorado de la gastronomía española, principalmente de la tortilla de patata y el cocido montañés.
Reconoce sentirse muy feliz en Cantabria, nunca se ha sentido rechazado, todo lo contrario, se ha sentido, y se siente, muy querido y aceptado por toda la gente. Es por ello que ha comprado una casa en Villamuñico, pueblo que le recuerda mucho a su aldea natal por sus paisajes y montañas, y tiene un pequeño huerto en el que cultiva verduras. En esta casa ha depositado todas sus ilusiones y se la ofrece a sus paisanos por si necesitan “desconectar” un fin de semana, prueba del gran corazón que tiene Gilbert. Nos dice que muchos de sus compatriotas no pueden permitirse pasar unos días de vacaciones y que, sobre todo a raíz de la cuarentena por la pandemia del covid-19, es muy necesaria esa desconexión.
En relación a su familia, de su hijo mayor, Manik, dice que es muy buen estudiante y actualmente se encuentra cursando estudios en una universidad francesa. El resto de sus hijos viven con su madre, pero pasan largas temporadas con él en Valderredible, les encanta la vida en el pueblo.
Respecto a la crisis sanitaria del covid-19, nos comenta que está en constante comunicación con su familia en Camerún y parece que no hay demasiados casos porque, según dice Gilbert, en su país la gente no se mueve tanto, cuestión que agradece dado que el sistema sanitario del país no estaría preparado para sufrir una crisis como la que hemos vivido en España.
En cuanto a la Asociación NDE Camerún que preside Gilbert, comentar que es una de las más antiguas de nuestra ciudad. Fue fundada en el año 2005 por personas de un departamento de Camerún que precisamente recibe el mismo nombre que la asociación, aunque hoy tiene socios de todo el país. El significado de NDE es N de nobleza, D de dignidad y E de elegancia. Aunque el objetivo para el que se fundó la asociación fue promover la cultura de su país en Cantabria, ahora han añadido otros como la promoción de la Cooperación al Desarrollo a través de varios proyectos centrados en ayudar a estudiantes en la convalidación de estudios universitarios hasta obtener plaza en centros educativos. También ayudan a los recién llegados a integrarse en nuestra ciudad, buscar empleo, a facilitar los contactos con entidades sociales, etc . Siempre hemos contado con su colaboración y su participación en cualquier actividad organizada por el Ayuntamiento de Santander. Prueba de su implicación en todo lo que tenga que ver con Santander es la participación en el Festival Intercultural desde hace más de 10 años, mostrando el flolklore de su país, su gastronomía y su artesanía. Además, esta asociación es miembro del Consejo Municipal de Inmigración desde su constitución en 2011. Gilbert destaca el aspecto solidario y de ayuda mutua de su asociación, ayudando y orientando a los compatriotas que lo necesitan.
Muchas gracias Gilbert por tu colaboración!!