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Hoy os presentamos a Williams Ramón Colmenares Moreno, coordinador en Santander de la Asociación Solidaridad Venezuela Cantabria (ASOLVECAN).

2020-07-13T11:18:54+02:0013 julio 2020|Noticias, Programas, sensibilización|

Williams proviene de la ciudad de Caracas. Con una población de aproximadamente 6 millones de habitantes, Caracas es la capital y ciudad más poblada de Venezuela. Está cerca de la costa (Puerto de La Guaira), pero a una altura de más de 800 metros, por lo cual el clima es muy agradable, razón por la que es conocida como la «ciudad de la eterna primavera».

Antes de viajar a España en el año 2017, Williams trabajaba como Catedrático en la Universidad Simón Bolívar. Pese a que él y su familia pertenecían a una clase media trabajadora, y podían permitirse ciertas licencias como por ejemplo viajar, vieron como poco a poco, en los últimos años, su vida se fue degradando, llegando a percibir un futuro cada vez más complicado e incierto. La calidad de vida en Venezuela  era cada vez peor y la seguridad ciudadana estaba desapareciendo. En su familia tuvieron que vivir durísimas circunstancias como en aquella ocasión en la que uno de sus tres hijos recibió varios disparos en su coche provenientes de unos delincuentes que habían tratado de atracarlo, afortunadamente no tuvieron que lamentar daños, pero el terror les iba calando poco a poco en los huesos.

Cuando piensa en su ciudad natal no puede evitar tener sensaciones agridulces. Por un lado recuerda Caracas como una ciudad repleta de ofertas culturales: teatro, música, danza…, pero por otro lado le viene a la mente el recuerdo del miedo que tuvo que sufrir en los últimos años. En Venezuela la vida humana ha pasado a estar muy poco valorada, “en cualquier momento puedes verte inmerso en un atraco o en un tiroteo” y tu vida, o la de tus seres queridos, puede verse truncada en cuestión de segundos.

La inseguridad y el pensar que ni tú ni tus hijos tiene futuro, fueron las razones que llevaron definitivamente a Williams, su mujer, y sus tres hijos, a abandonar el país, la misma cuestión por la que millones de venezolanos se han visto obligados a hacerlo en los últimos años.

Una vez tomaron la decisión de venir a España, estuvieron valorando las diferentes opciones educativas que había en nuestro país y finalmente decidieron venir a Santander porque era la opción que mejor se ajustaba a sus circunstancias.

Actualmente Williams compagina su labor como docente con la de empresario. Como docente, trabaja y colabora con la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial (UNGE), a la que asesora en temas de formación y adaptación a las nuevas tecnologías para la enseñanza (online y presencial), y además colabora con su antigua universidad (Simón Bolívar), impartiendo cursos en línea. Por ejemplo, en este mes de julio, un seminario para la Red Telescopi sobre Liderazgo Adaptativo. En lo que respecta a su faceta de empresario, Williams es propietario de una tienda de Herboristería y Cosmética Natural, negocio que actualmente cuenta con un empleado, de lo cual está muy orgulloso porque está generando empleo.

Siempre se ha sentido muy acogido e integrado en nuestra ciudad, sigue manteniendo el contacto con las primeras personas con las se encontró al llegar y con algunos de ellos incluso ha entablado una bonita amistad.

En lo que respecta a retornar a su país, Williams piensa que es imposible predecir exactamente el futuro, pero cree que no volvería a vivir en Venezuela. Le gustaría pasar el resto de su vida en Santander. Aunque ama su país, no puede identificarse con los valores que ahora lo rigen: “Venezuela ha perdido dos valores muy importantes para mí, como son el valor de la libertad y el de poder decidir tu propio futuro sin que nadie te lo imponga”. El único miembro de su familia que vive actualmente en Venezuela es su madre, que con 84 años se niega a salir de allí. Es tan fuerte el amor y el cariño que siente hacia su tierra, que pese a los peligros e inseguridades con las que ven obligados a vivir miles de venezolanos, o los cortes de agua y de luz que a diario sufren, algunos que duran meses “literalmente”, se ha negado a emigrar a otro lugar. Sus otros 3 hermanos, ya hace algún tiempo, viven en los EEUU.

No obstante a todo esto, añora la alegría con la que se vivía en Venezuela. El venezolano ríe y es bromista por naturaleza, le gusta hacer bromas de todo y a veces puedes llegar a extremos, pero la gente entiende que todo es broma y no se molesta. “A veces, por esta cuestión, he podido cometer errores en España, al tratar de hacer broma de alguna situación particular, que no fue bien recibida”.

De Santander valora muchísimo la tranquilidad de la vida cotidiana con amigos y familia, poder sentarse en la terraza de un bar a conversar o disfrutar de una buena tapa. También los estrechos lazos que se tejen entre las familias, siempre cercanos. El amor por la Tierruca y por las tradiciones.

En cuanto a la crisis sanitaria del COVID-19 nos comenta que Venezuela es uno de los países donde menos incidencia está teniendo “aparentemente” esta enfermedad, no obstante, cree que estos datos no deben ser del todo reales, ya que por un lado existe falta de información por parte del Gobierno Venezolano y por otro, los medios sanitarios son tan escasos que las personas que fallecen no se sabe si ha sido debido al coronavirus o a otra enfermedad. Reconoce, por un lado, que como en Venezuela en estos momentos no existe apenas turismo es probable que hayan llegado muy pocos casos importados. Pero por otro lado, la frontera colombo-venezolana, que es una de las fronteras más transitadas del mundo, ahora mismo se encuentra desbordada, porque de los más de 5 millones de venezolanos que han dejado el país, la mayoría por esta frontera, ahora una cantidad mucho menor pero importante, está regresando por la crisis de la pandemia, y el gobierno venezolano está dificultado ese retorno; por lo que aparecen campos de refugiados de venezolanos, que se encuentra ubicados en la zona colombiana, con el riesgo que esto supone para ellos y para todos cuando reingresan al país.

En cuanto a la labor de la ASOLVECAN, comenta que, aunque la pandemia ha paralizado muchas de las actividades, la Asociación sigue apoyando la primera adaptación y acogida a los compatriotas recién llegados, realizando tareas de información, asesoramiento y ayuda básica. Además, están en continuo contacto con las entidades que acogen a refugiados venezolanos con el objetivo de aunar esfuerzos. Además, la asociación pone en marcha campañas de recogida de medicamentos para poder enviar a Venezuela, ya que el país se encuentra prácticamente desabastecido de artículos sanitarios.

Desde CMICAD queremos declarar nuestro apoyo a esta asociación de valientes, que tuvieron que huir de su país temiendo por su vida y la de su familia, dejando todo atrás, y que cada día trabaja por mejorar la vida de todos aquellos compatriotas que, por la circunstancia que fuere, no han podido salir de Venezuela. Seguiremos apoyando todas vuestras acciones como hemos hecho hasta ahora.

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